Lo que el COVID nos dejó

El año 2020 quedará grabado en nuestras mentes como el año del Covid, una pandemia que nos llevó a una situación nunca vivida hasta entonces para la que nadie estaba preparado, mucho menos nuestros políticos, desbordados con la gestión de la misma. Los políticos  y autoridades sanitarias honestos informaron mejor o peor sobre lo que estaba ocurriendo, tomaron decisiones acertadas o menos acertadas para proteger a los ciudadanos. Hubo otros, sin embargo, que actuaron con una falta de responsabilidad y escrúpulos que todavía hoy siguen resonando. Entre estos últimos se encuentra la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, del Partido Popular, que 5 años después del comienzo de la pandemia ha vuelto a estar de actualidad  por un documental, 7291, que emitió Television Española. 7291 es el número de personas que murieron en las residencias de ancianos de Madrid, en la primera fase de la pandemia, a consecuencia de un triaje establecido por el gobierno de Madrid, que prohibió dar atención médica en hospitales a los ancianos de las residencias. Con esta decisión se intentó aliviar la situación de los hospitales, saturados y desbordados. Una más que polémica decisión, que puso de manifiesto la falta de humanidad y el nivel moral del gobierno de la comunidad de Madrid, que por otra parte intentó mantener la hostelería y el ocio abiertos en algunas fases de la pandemia para respetar la libertad de los madrileños.

El COVID ha marcado la vida de las generaciones que lo vivieron. Nos ayuda a situar los acontecimientos de nuestra vida: muchas veces preguntamos si algo sucedió antes o después del COVID para orientarnos.

También cambió nuestros comportamientos: mantenemos la distancia al hablar, al médico no le damos la mano, el uso de mascarillas se ha generalizado en público para evitar contagios en caso de constipados o gripe. Y algunas costumbres de entonces han quedado, por ejemplo reservar para ir a un restaurante, más que antes del COVID. Algunos incluso siguen manteniendo el sistema de turnos de entonces y hay que reservar para las 20 h o para las 22 h. Adiós a la espontaneidad de entrar en un restaurante a cenar así sin más.

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