
Dónde estará mi envío
¿A quién no le ha pasado alguna vez esperar y esperar a un envío de una compra online? Mi experiencia es tan frustrante que no sé por qué sigo comprando cosas por internet.
El envío está en camino, dice el seguimiento del mismo, un invento que raya en el masoquismo porque la información que ofrece la mayoría de las veces es desesperante: destinatario desconocido o nuestro mensajero no pudo localizarle, me decía un correo electrónico que llegaba mientras esperaba al envío desayunando plácidamente sin moverme de casa porque según el seguimiento debía ser entregado ese día.
La segunda fase de mi monumental enfado es cuando pienso en dónde puedo llamar para reclamar. Primero, encontrar el número de teléfono, luego llamada en espera hasta que salta el robot telefónico con su oferta: no puede faltar la política de datos, ni indicación de que muchas de nuestras preguntas están respondidas en su web». Después de un buen rato escuchando información que no me interesa, llegamos a «si desea hacer una reclamación pulse el número 5». ¡Por fin! Ahora, continúa el robot, elija entre uno de los siguientes temas. El mío, naturalmente, no está entre esos temas. ¿Ahora qué hago?
No vuelvo a pedir nada más online, me digo, pero ¿cómo resistir a las gangas que ofrece amazon? Y además, el envío es gratis. Ahí está la clave: gastos de envío más bajos significa que los servicios de mensajería tienen que ahorrar en personal y los pocos mensajeros que quedan no pueden trabajar más rápido.
Cuando pienso en los mensajeros que vienen cargados de paquetes y en su sueldo mísero, llego a la tercera y última fase de mi enfado monumental.