El sueño de Ramón González

Era 1955 cuando Ramón González llegó a Venezuela. Dejaba atrás su Galicia natal, su familia y su querida Aurea, con la que se casó cinco años más tarde. España estaba saliendo de la postguerra y la situación de precariedad, especialmente en Galicia, empujó a muchos jóvenes, también a Ramón González, a emigrar a América o Centroeuropa para conseguir mejores condiciones de vida.

Ramón había nacido en 1927 en la pequeña aldea de Astariz, a orillas del río Miño, en el corazón del Ribeiro. Allí, sus padres y él mismo habían trabajado las viñas de la Finca do Casar, pertenecientes al marquesado de Ulloa. A Ramón siempre le tiró su tierra y su sueño era poder comprar la finca donde trabajaron sus padres y de la que marchó un día.

 

En Venezuela Ramón montó una panadería llamada La Española. Con el dinero que iba ganando allí, fue comprando viñedos en su tierra natal. En 1975, tras veinte años de trabajo duro en Venezuela, Ramón compra la Finca do Casar, con la que tenía un fuerte vínculo afectivo. Desde Venezuela Ramón adquirió un total de 8 ha.

También en Venezuela nacieron sus tres hijos, Moncho, Etelvino y Javier. En 1984, cuando los dos mayores pueden hacerse cargo de la panadería en Venezuela, Ramón regresa a España.

En el año 2000 sus tres hijos comienzan a reagrupar las fincas que su padre había ido comprando y las convierten en viñedos. Al principio la idea era vender las uvas a una bodega del Ribeiro, pero aquí empieza el sueño de sus tres hijos: hacer ellos su propio vino, pero un buen vino. Empiezan con las 8 ha de las fincas adquiridas, donde plantan las variedades de treixadura, la variedad reina del Ribeiro, godello y albariño. Poco a poco fueron adquiriendo nuevas viñas y hoy son 25 ha. 

Para conseguir ese buen vino con el que sueñan contratan al enólogo Pablo Estévez, un mago del vino, lo describen. Sin embargo, Pablo relativiza su saber y destaca el tipo de viticultura aplicada por la bodega, una viticultura de amplios marcos de plantación para reducir así el uso de fitosanitarios (sustancias para proteger los cultivos frente a elementos naturales) y conseguir una uva de gran calidad. Todo ello ha hecho de la bodega Ramón do Casar un referente de los vinos del Ribeiro y uno de los vinos más premiados. En 2022 fue declarado mejor vino de España.

 

mejor vino de españa

Al principio la idea era vender las uvas a una bodega del Ribeiro, pero aquí empieza el sueño de sus tres hijos: hacer ellos su propio vino, pero un buen vino. Empiezan con las 8 ha de las fincas adquiridas, donde plantan las variedades de treixadura, la variedad reina del Ribeiro, godello y albariño. Poco a poco fueron adquiriendo nuevas viñas y hoy son 25 ha. 

Para conseguir ese buen vino con el que sueñan contratan al enólogo Pablo Estévez, un mago del vino, lo describen. Sin embargo, Pablo relativiza su saber y destaca el tipo de viticultura aplicada por la bodega, una viticultura de amplios marcos de plantación para reducir así el uso de fitosanitarios (sustancias para proteger los cultivos frente a elementos naturales) y conseguir una uva de gran calidad. Todo ello ha hecho de la bodega Ramón do Casar un referente de los vinos del Ribeiro y uno de los vinos más premiados. En 2022 fue declarado mejor vino de España.

 

La bodega Ramón do Casar, una construcción moderna integrada perfectamente en el paisaje, se inauguró en 2013. Se encuentra en Prado (Castrelo do Miño) a orillas de este río. No se debe pasar de largo. Hoy en día es una visita obligatoria para los amantes de la enología ya que a la calidad de sus vinos, se unen la amabilidad de los hermanos González Sabucedo (en la foto, Javier) y las extraordinarias vistas sobre el río Miño.

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Foto © Alberto Martí, cortesía de la bodega Ramón do Casar

 Y para rematar, contaron con el trabajo de Alberto Martí, el gran fotógrafo de la emigración gallega, que cedió algunas de sus fotografías a Ramón do Casar para las etiquetas de sus vinos: personas que se despiden de sus familiares, emigrantes en el Puerto de A Coruña es la etiqueta del blanco plurivarietal. La imagen cotidiana de gente de distintas capas sociales pescando en un muelle es la del Treixadura. En el anverso de las botellas están grabadas fragmentos de cartas de Ramón a su futura esposa. Emotivas imágenes que sirven de homenaje no solo a Ramón González sino también a Galicia y su emigración. Una estética bien cuidada, que muestra el saber hacer de esta bodega.