
La corrupción que no cesa
En junio de 2025 un nuevo caso de corrupción se añade a la larga lista de la picaresca política española. Esta vez ha sido en el campo de la izquierda y esto lo hace doblemente amargo pues los de izquierdas siempre creímos que la corrupción juega en el campo contrario.
Pedro Sánchez acabó con el gobierno de Mariano Rajoy a través de una moción de censura en 2018. Rajoy y todo el PP se vieron envueltos en el macro caso Gürtel. Sánchez se puso como meta entre otras cosas acabar con la corrupción. Y todo iba bien hasta que en febrero de 2024 salieron a la luz los contratos para el suministro de material sanitario durante la pandemia, que José Luis Ábalos, ministro de Fomento por esas fechas, había otorgado a distintas empresas a cambio de comisiones. Esto quiere decir que mientras la gente moría en los hospitales por el covid, miembros del Gobierno se enriquecían a costa del material necesario para salvar vidas.
Para sus fechorías se dejó ayudar por su asesor Koldo García, pieza fundamental de la trama, un muchacho para todo: guardaespaldas, chófer de confianza y negociador de contratos ilegales con empresas de mascarillas.
Y como traca final, en unos audios grabados por el propio Koldo García e interceptados después por la Guardia Civil, aparece Santos Cerdán, secretario de organización del PSOE, hombre respetado por todos, mano derecha de Pedro Sánchez. Santos Cerdán consta como el cerebro de la trama. También él se enriqueció otorgando obras públicas a cambio de mordidas, y también allí estaba el „asesor“ Koldo García.
El partido socialista entra en estado de schok, los militantes, boquiabiertos y el Gobierno, pendiente de la información que pueda salir de las grabaciones que faltan, de quién más podría estar implicado en la trama.
El presidente Pedro Sánchez, para salir adelante de los ataques que recibió en el Parlamento, echa en cara al Partido Popular sus propios casos de corrupción y pronuncia una frase demoledora: corrupción 0 no existe. ¿De verdad que no? Esta afirmación, que relativiza la corrupción en casa, es éticamente inaceptable. Y los ingenuos que pensaban que la corrupción 0 existe, nos sentimos enormemente defraudados.